FRENTE A MI ESPEJO


"¡El espejo! Verdugo de mis días y de mis noches. Imagen tan traumática como mis propios traumas. La impresión constante de que te señalan con el dedo. "Frida, mira", "Frida, mírate". Ya no hay una sombra verdadera donde esconderse, una guarida segura donde retirarse, abandonada al dolor, para llorar en silencio sin marcas en la piel. Comprendí que cada lágrima creaba un surco en el rostro, aunque fuese joven y liso. Cada lágrima es una fragmentación de la vida. Escrutaba mi rostro, mi mínimo gesto, las dobleces de la sábana, su relieve, las perspectivas de los objetos dispersos a mi alrededor. Durante horas, me sentía observada. Me veía. Frida adentro, Frida afuera, Frida en todas partes, Frida hasta el infinito {...} Pero, de pronto, allí bajo ese espejo onmipresente, se hizo imperioso el deseo de dibujar. Tenía tiempo, no solo para trazar líneas sino para infundirles un sentido, una forma, un contenido. Comprender algo de ellas, concebirlas, forjarlas, retorcerlas, desligarlas, reunirlas, llenarlas. Al modo clásico, para aprender utilicé un modelo: yo misma. No fue fácil; por más que una misma sea el tema más evidente, también es el más difícil. Uno cree conocer cada fracción de su cara, cada rasgo, cada expresión, pero ahora todo se burla. Una es una misma y otra."

Rauda Jamis, Frida Kahlo. Autorretrato de una mujer, Circe, Barcelona, 2000